[Aecio] El estado de cosas que rige actualmente el mundo parece estar llegando a su fin, y por ello, se encuentra librando una guerra en el plano de las ideas para intentar retrasar lo inevitable. Pero una vez que suceda… ¿Cual es el mundo que vendrá?
En este artículo, escrito por Amanecer Dorado y que traducimos para ustedes, Costas Alexandrakis hace análisis de la situación mundial y nos explica el por que la lucha del popular movimiento nacionalista es tan importante no solo en Grecia, si no para todo el mundo.
Costas Alexandrakis
Miembro del Comité Central de AMANECER DORADO DE GRECIA
Oswald Spengler, unos de los más grandes y menospreciados pensadores del último siglo, argumentaba que las culturas se movían en círculos de prosperidad y decadencia en determinado espacio y tiempo. Al final de cada ciclo una civilización cerraba el círculo, terminando así el período de declive, y otro comienzaba su vida con su propio período de prosperidad.
Oswald Spengler
Todo indica que estamos en el final de un ciclo, un ciclo que ha durado dos mil años y se verá coronado por la muerte de la civilización occidental. Cuando se habla de la muerte de una cultura, nos referimos a la desintegración del sistema de valores que lo creó, lo que significa que todas las implicaciones de este sistema de valores, inevitablemente, se desvanecerá.
El mundo antiguo fue declarado oficialmente muerto en el año 529 d.C. por la decisión del emperador Justiniano de cerrar la Academia de Platón y poner la lápida en, durante muchos siglos, una forma decadente del pensamiento, el de los filósofos socráticos y Pre-socráticos, que ya habían entregado su posición a la nueva ideología dominante.
Inmediatamente después de eso, el dominio de los “movimientos” decadentes empezó. Estamos viviendo en los últimos tiempos del reinado de los hijos ideológicos que durante su “juventud” dividieron el mundo en dos, y luego unieron su carne para formar el gobierno sionista mundial, la dominación mundial de la oscuridad.
El comunismo y el liberalismo, los dos hijos ideológicos, como se mencionó anteriormente, con su victoria en la Gran Guerra Ideológica establecieron su dominio. Ahora están mostrando su verdadera cara, dejando al descubierto lo que todo estudioso independiente ya sabía. Que esas ideologías son en realidad hijos de su padre e idénticos en todas las cosas.
El comunismo despótico y tiránico entregó las riendas a un izquierdismo internacionalista igualmente tiránico y antinatural que quiere y tiende a unirse con su hermano de la derecha, el liberalismo cosmopolita que acecha al pueblo. El objetivo final de todo lo anterior es la globalización, la unificación de una ideología que promueve la muerte de las ideologías, la muerte del idealismo, la muerte del hombre.
La pregunta de hoy es si la clase dominante se las arreglará para sellar su “trampa” y asesinar los conceptos reales, naturales y cultural nacionales. La amarga verdad, para ellos, es que la cultura que va a morir pronto es la suya. El sistema de valores que les dio nacimiento y nutrió está viviendo sus últimos días, sin duda.
Hijos de un mismo padre
Evola hizo una distinción entre las guerras que tuvieron cierta importancia al nombrarlos Guerras Santas y categorizarlos en dos niveles. Un nivel es la Gran Guerra Santa, que aún causa estragos en nuestro tiempo. Es la guerra ideológica que ya ha comenzado en Europa, entre las fuerzas del sistema y las fuerzas del cambio, entre el mundo que se va y el mundo que viene. Es la guerra que todo hombre lleva a cabo en contra de sí mismo, la guerra interna. El otro nivel es la Guerra Santa menor que violenta en el campo de batalla, la guerra materialista.
Estamos convencidos de que un mundo viejo está muriendo y uno nuevo está amaneciendo. Esto no es sólo un problema griego, sino un problema mundial, ya que definirá la nueva situación global dominante que nos afectará a todos. La verdadera cuestión es cuál será el mundo que surgirá de las llamas de la guerra ideológica del Siglo XXI, una guerra por el momento, no parece capaz de llegar a la etapa de Guerra Santa menor y se limita en el espacio de la Ideas.
De hecho, es bueno retrasar esta Guerra Santa menor lo más posible, con el fin de despojar al sistema actual sus partidarios, debilitando sus líneas. El Sistema le gustaría dar una batalla que sabe de antemano que va a ganar, prolongando durante algún tiempo su soberanía y posponer la inevitabilidad de su muerte. No es una observación conservadora si no realista, es la opción estratégica que nadie elegiría si viera que su rival está decayendo constantemente por sí mismo. El propósito, después de todo, es la victoria y no sólo un alivio como el sistema quiere.
Sin embargo, ¿exactamente cuál es el sistema que muere? En primer lugar se debe tener en cuenta que para que un sistema obtenga el poder mundial es preciso, ante todo, deconstruir completamente el primero. Se deben distorsionar sus conceptos y hacerlos hostil para el oído. Esto es lo que hizo el Régimen fallido, y esto es lo que debe hacerse ahora.
Voy a mencionar un ejemplo dado por el “filósofo” del régimen actual, el judío Karl Popper, en su libro “La sociedad abierta y sus enemigos” dice que Platón es un “propagador del modelo fundamental del Estado totalitario”, comúnmente conocido como un “fascismo en desarrollo”. Con esto en mente el lector debe saber, de antemano, que en el sistema de valores del sistema que muere, va a ver conceptos que tienden a tomar un contenido “religioso”. Conceptos que nadie se atreverá a criticar.
De hecho es la deconstrucción de la civilización burguesa que nació en Occidente, a saber, en los EE.UU. y Europa, incluyendo sus consecuentes, tales como la democracia, los mercados, la divinización de los “derechos humanos”, la “tolerancia por la diversidad”, “igualdad” y otros conceptos inclinados a adquirir la condición‘religiosa’. Estamos hablando de la adoración de la modestia y la hostilidad en contra de algo realmente especial y superior. Sobre la propagación del internacionalismo, que comenzó a aplicarse desde el fin del Mundo Antiguo.
Pero todo este sistema llegó a su fin, ya que llegó a un atolladero ideológico, fue desacreditado y sigue siendo desacreditado a los ojos de la gente misma. Lo cual es lógico, ya que el sistema tiene cimientos podridos y débiles.
El mundo en que vivimos hoy en día, fue creado para proporcionar una transición suave desde el mundo antiguo, pero esa transición no lo fue, ni nunca convenció a nadie de que lo era. Hubo algunas excepciones: algunas personas ignorantes, ideológicamente castrados y otros que tenían algo que ganar al hacer la vista gorda ante lo evidentemente absurdo de la antinacional democracia burguesa.
Vamos a examinar la democracia burguesa, el “monstruo sagrado” que no debe de ninguna manera ser amenazado. La democracia burguesa es, de acuerdo a los escritos de las categorías de personas ya mencionadas, el descendiente de la Edad de Oro de Pericles y la democracia ateniense. Tucídides, que vivía debajo de él, dijo «εγίγνετο τε λόγω μεν δημοκρατία, έργω δε υπό του πρώτου ανδρός αρχή», que se traduce en [un gobierno] “que se llama democracia, pero en realidad era el gobierno del primer ciudadano”.
Superando la farsa inicial del sistema podemos ver los problemas que aquejan a nuestro país, pero también la escena mundial en su forma real, como producto de un sistema que ha existido por muchos años.
La crisis económica y la inmigración masiva, por poner un ejemplo, son problemas percibidos como diferentes, pero en realidad son las dos caras de la misma moneda: De la práctica capitalista y la retórica liberal antropocéntrica utilizada para justificar la primera.
La revolución tecnológica del siglo pasado y la mecanización resultante de las líneas de producción causaron pérdidas de empleo, que en combinación con la sobrepoblación del planeta llevaron a una diferencia logística sobre el valor de la hora-hombre, en todo el mundo. Una diferencia que los capitalistas, con el apoyo auxiliar de sus colaboradores “anti-racistas” encantan suavizar.
Así, la oligarquía capitalista, llevó a cabo guerras en las zonas superpobladas, activando el “capitalismo del desastre” que nutre a las grandes corporaciones, empujando de esta manera las poblaciones de las zonas muy pobladas con bajo valor hora-hombre en otras áreas donde las horas-hombre son más caros, aspirando a bajar los costos de mano de obra de la población y, al mismo tiempo hacer un paso “anti-racista” hacia la globalización y la muerte de las Naciones. Al mismo tiempo, ellos “democratizaban” áreas específicas, lo que significa que abrían los mercados para los usureros y el capitalismo.
Tan cínico como pueda sonar, esta es la realidad de cómo la élite gobernante ve el mundo ahora. Como esclavos enumerados y estadísticas financieras que deben controlar. Como resultado, el trabajo abandonó el campo, dejó de servir a las necesidades de la Raza y se convirtió en índices, mercados y en la ley de “oferta y demanda”. Así llegamos al “capitalismo del desastre”, que requiere del desastre para mantener sus empresas en funcionamiento, sus préstamos a los bancos en orden y la “crisis financiera” alejada. Así que nos dieron olas de inmigrantes ilegales, ya que no podemos tener las desigualdades salariales en un mundo con ideologías dominantes como “los obreros no tienen patria” o “el capital no tiene patria” como las dos caras de la misma moneda nos dicen. En el mundo de la “igualdad” no puede haber desigualdad.
En última instancia todo esto refleja cómo uno “ve” la verdad en el mundo, de cómo lo percibe, cómo lo interpreta y finalmente cómo actúa una vez que lo entiende. Es el prisma a través del cual el hombre ve la vida, la muerte, el arte, la psique. El prisma a través del cual se ve a sí mismo y su relación con los que le rodean. ¡El prisma que se enfrenta a Dios y su creación! Todos estos están muriendo y otros se elevarán de nuevo. Esto es lo que Spengler vio, lo que Nietzsche profetizó cuando dijo: “Dios ha muerto” y Liantinis explicó con precisión diciendo: “El hombre está muriendo”. ¿Pero lo hace? No, sólo cambia una vez más en la historia. Al igual que los símbolos no puede morir, pero cambia el significado, como la runa muerte ‘ςασ’ que se convirtió en un símbolo de la paz. Por lo tanto, su “voluntad de poder” cambió en la interpretación de la ontología de Nietzsche a partir de la visión del mundo de Heidegger, la naturaleza del ser mismo cambió.
¿Que mundo vendrá con el nuevo amanecer?
¿Cuál es el nuevo estado de cosas que vendrá? ¿Será la masa post-comunista neocapitalista de los chinos? ¿Será el duro ruso anti-liberal? ¿O es algo nuevo o reacondicionado? La verdad es que esto no es conocido por el hombre, quién sólo puede especular y luchar. Vale la pena mencionar en este punto que uno de los más grandes pensadores de nuestro tiempo, Friedrich Nietzsche, que al hablar de la filosofía alemana de finales del siglo 19 y más específicamente sobre Leibniz, Kant, Hegel y Schopenhauer, dijo: “Todos regresaremos ahí hoy, en estas interpretaciones fundamentales del universo inventado por el espíritu griego, a través de Anaximandro, Heráclito, Parménides, Empédocles, Demócrito y Anaxágoras. Día a día nos convertiremos en más griegos, primero en nuestras percepciones y nuestras evaluaciones, al igual que los fantasmas griegos. ¡Pero esperemos que algún día nos convirtamos en griegos normales! ¡Esto es lo que siempre esperaré del germanismo”.
Todo indica que una de las posibles transformaciones de la sociedad, con las grandes tendencias que prevalecen en toda Europa, se basa en los valores fundamentales del nacionalismo y su política social, el Socialismo. Con las Sociedades bajo ataque por el frente globalizado, la conciencia del hombre ya ha comenzado a despertar. Las primeras fortalezas de la guerra ideológica del Siglo XXI ya han caído. Pero hay que tener cuidado cuando la luchemos esta guerra, porque como la guerra convencional, las mismas reglas se aplican. ¡Se necesita un compromiso, jerarquía, la disciplina y estrategia! Sistemática y sin titubear, deconstruiremos el régimen moribundo y notemos sus temores. Su talón de Aquiles está expuesto y ya ha sido blanco de la punta de lanza de Amanecer Dorado.
¡Salve Victoria!
Traducido del griego por Gabriela Gass Rodriguez