viernes, 15 de julio de 2016

RESPECTO DEL USO DE LA PALABRA “MATRIMONIO”.



CLARIFICACIONES CONCEPTUALES RESPECTO DEL USO DE LA PALABRA “MATRIMONIO”.
Del historiador chileno Alvaro Góngora en artículo publicado en El Mercurio:

 

Columnistas
Jueves 14 de julio de 2016

¿Matrimonio igualitario?

"Este planteamiento se descalifica de conservador. Así sea. Pero a la hora de argumentos sólidos..., silencio. Mi reacción es obvia: ante la pretensión de "deconstruir" -este es el concepto que utiliza el relativismo- el matrimonio, la familia, la función que deben cumplir con los hijos el padre-hombre, la madre-mujer, doctrinariamente no cabe ser neutral".

Se ha anunciado el cronograma prelegislativo del proyecto de ley sobre matrimonio igualitario. Es un proceso que será dirigido desde el Gobierno, comenzando en septiembre y concluyendo con una campaña comunicacional el próximo año "para sensibilizar a la población". Quienes también promueven la iniciativa -agrupaciones por la diversidad sexual- entienden que la ley debiera considerar el derecho a la adopción y los propios de la familia tradicional.

El movimiento es reciente en el mundo. Bandera política acogida por partidos y gobiernos doctrinariamente "líquidos". El primer matrimonio homosexual entró en régimen en Holanda hace apenas 15 años, el 2001, y le han seguido una veintena de países hasta ahora. Otros han permitido solo uniones legales.

Dejando fuera el evidente manejo político y electoral, cabe preguntar: ¿El matrimonio igualitario, vale decir homosexual, es factible reconocerlo como un vínculo normal?

Nada tengo en contra de personas que se declaran homosexuales y tampoco sobre una convivencia regulada por ley, para resguardar sus derechos patrimoniales, por ejemplo, pero querer trastocar la esencia y significación del único matrimonio posible me parece anormal, una desviación.

¿Cuál sería el criterio de normalidad en este caso? Actuar conforme al orden establecido por la naturaleza propiamente humana y al comportamiento histórico legitimado durante milenios por la humanidad.

La unión más formal entre un hombre y una mujer comenzó primitivamente con la vida sedentaria, cuando se estabilizaron sus relaciones, constituyendo los primeros núcleos familiares (el clan, la tribu). El matrimonio heterosexual está documentado en Mesopotamia hacia el año 4.000 a.C. Posteriormente, el Estado lo sancionó y la Iglesia Católica sacramentó. Es la instancia por excelencia que funda la familia. Es una "construcción" biológica ajena a toda intervención intelectual. Para cristianos y católicos, Dios la instituyó con fines trascendentes y todas las religiones conocidas del mundo lo consagran.

La etnología y antropología enseñan la existencia de una gama de matrimonios y formas familiares, pero todas son alianzas constituidas acorde con el modo de ser hombre y de ser mujer. Siendo el orden matrimonial superior a toda argumentación racional, manifiesta la diferencia y complementariedad intrínseca de la pareja heterosexual, a quien la naturaleza, para unos, o Dios, para otros, confió la transmisión de la vida. El matrimonio es una relación de gran riqueza humana, pero su verdad antropológica más profunda es la unión abierta a la perpetuación de la especie. Es una afirmación de principio, una verdad. Y no sostengo que ella sea católica o cristiana, solamente -a quienes más se ataca por esto-, porque es anterior a toda creencia religiosa.

¿Dónde está la verdad del matrimonio llamado igualitario?

No existe. Es insostenible. Porque la posibilidad de un matrimonio y familia diferente es una invención proveniente de una posición relativista, individualista, que reacciona contra la realidad, contrariando verdades inamovibles. Es una corriente mental surgida hace muy poco, "la posmodernidad". Son quienes aseguran, sin ninguna doctrina filosófica de respaldo, que las instituciones son construcciones culturales que pueden variar a la libre elección. Quienes se adscriben a ella afirman que la identidad sexual de la paternidad y maternidad no está dada por la naturaleza, sino que es una cuestión cultural, de opción propia. Así, han redefinido la familia únicamente como "una comunidad de afectos", es convivencia en el cariño o el amor. Una remodelación perfecta.

Este planteamiento se descalifica de conservador. Así sea. Pero a la hora de argumentos sólidos..., silencio. Mi reacción es obvia: ante la pretensión de "deconstruir" -este es el concepto que utiliza el relativismo- el matrimonio, la familia, la función que deben cumplir con los hijos el padre-hombre, la madre-mujer, doctrinariamente no cabe ser neutral.

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