LAS
VICISITUDES DEL DERRUMBE DEL MODELO NEOLIBERAL EN CHILE
SEGÚN
EL SOCIOLOGO ALBERTO MAYOL.
EN
ENTREVISTA A CONTROVERSIA-TV
Véala
en www.controversia.cl
El Chile de los últimos 40 años se ha
preocupado de construir su economía pero no su sociedad.
El centro de su interés ha estado en los
indicadores económicos, en las tasas de empleo, en el Producto Interno Bruto, en
la más eficiente explotación de los recursos naturales y en la estabilidad del
sistema financiero.
Todas las “políticas públicas” (¿podrá haber
una política que no sea pública? Pregunta del editor) se han polarizado en ese
criterio, desde la implementación del MODELO NEOLIBERAL con los Chicago-boys en
tiempos de Pinochet y después en las 4 presidencias de la Concertación y con
Piñera, dejando de lado las consideraciones acerca de los efectos
transformadores de esa implementación en la sociedad y en la cultura chilena
(¿acaso le importó a algún jerarca de los últimos 40 años si la gente vive bien
o si es menos amable o si lee o si entiende lo que lee o si piensa en algo más
allá de su loca carrera por sobrevivir?).
Resultado de todo esto ha sido una
radicalización de la desigualdad dentro de la sociedad al punto de que ésta se
fragmente y se tiendan a formar subsociedades que coexisten y que llegan a
actuar como sociedades distintas, cada una con sus respectivos códigos
subculturales.
Al producirse una distancia muy grande entre
estas subsociedades, la de los marginados tiende a vivir su marginalidad como
un colectivo que se aparta del resto de la sociedad, o sea, marginándose de lo
que le preocupa a los otros. Así, en el Chile de los 80 muchas de estas
subculturas marginales fueron contraculturas que ejercieron una resistencia
política con vistas a integrarse en los beneficios del sistema; pero en el
Chile de los 90 derivaron en subculturas ajenas y sin interés en vincularse con
el resto de la sociedad, funcionando por su cuenta, autónomas, formando su
propia sociedad donde sobrevivir.
En cambio, los estudiantes que se rebelan en el
Chile de los últimos 10 años no forman parte de ese margen de los más pobres,
sino que pertenecen a una clase media que sigue insistiendo en integrarse a la
red de beneficios del sistema imperante, generando un impulso colectivo de
movilidad social.
Frente a los embates por cambiar el modelo
establecido se ha dado un pacto para defenderlo entre, por un lado, el gran
empresariado que, en definitiva, solamente busca producir y acumular capital y,
por el otro lado, la élite política de la Concertación y de la Alianza, que
usufructan de la estabilidad de la estabilidad lograda con el modelo
neoliberal.
En este sentido, la nueva elección de Bachelet
como presidenta representa la última línea defensiva creada para defender el
modelo, o sea –en definitiva- para defender el reducto burgués en sí mismo: EN
SUS UTILIDADES. La burguesía puede renunciar a todo (a la Constitución de
Pinochet, al sistema binominal, a la moral, a la patria, a la religión, a las
tradiciones, a no pagar tan pocos impuestos) pero no a la tasa de ganancia de
sus inversiones.
Para ello, ya no puede hacer lo mismo que en
1973 con el recurso a los militares tras la idea del orden. Ahora en 2013
solamente le quedaba recurrir a Bachelet para contener los embates anti-sistema
y asegurar sus utilidades. Y para ello cuenta con los comunistas a su servicio,
empleados para contener la insurgencia latente e inminente.
Esta es la razón por la cual la alta burguesía
(lo que en Chile se llama la Derecha Económica) financió la campaña
presidencial de Bachelet y no la de la candidata de la Derecha Política.-
Véase la entrevista completa en
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