El catedrático catalán Vincenc Navarro desentraña el modus operandi de la banca y como ésta tiene cooptado el sistema financiero de muchos- si no todos- los países.
UNA DE LAS MIL RAZONES PARA ESTAR INDIGNADOS.
Vicenç Navarro.
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y
Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University.
13 de enero de 2014.
Artículo reproducido de ElPlural.com
Si usted, lector, no está indignado es que no sabe qué está
pasando en su país. Seguro que es consciente de que la situación
económica y social del país no está yendo bien. En realidad, está
yendo muy mal. El desempleo ha alcanzado niveles récord en la
Unión Europea y en España. Y las agencias internacionales más
fiables dicen que la economía española no alcanzará los niveles de
desempleo que tenía antes de que se iniciara la crisis hasta veinte
años (sí, ha leído bien, veinte años a partir de ahora). Y puesto que el
desempleo juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren
decir que estamos quemando nuestro futuro, pues muchas
generaciones jóvenes estarán en una situación desesperada,
habiendo sido convertidas en inservibles. Esta situación de los
jóvenes está también afectando negativamente al futuro de la
2
Seguridad Social, contradiciendo, por cierto, el famoso argumento de
que el problema de las pensiones es que hay demasiados ancianos y
muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente
al descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es
que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos. Este es el
problema que el famoso argumento catastrofista basado en la
transición demográfica oculta.
Esta crisis ha sido consecuencia de unas políticas públicas
llevadas a cabo por gobiernos bajo el mandato de instituciones
altamente influenciadas por la banca, tales como el Banco Central
Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Se
lo digo yo, que soy Catedrático de Políticas Públicas y he visto
muchos casos antes, en otros continentes, que experimentaron crisis
muy semejantes. En realidad, a finales del siglo XX, Latinoamérica
sufrió una situación muy parecida.
Estos bancos que tienen una enorme influencia política (muy,
pero que muy marcada en España, donde el gobierno Rajoy es un
mero instrumento de la banca), están forzando e imponiendo políticas
que son la causa de la crisis. Cito solo un detalle. El gobierno Rajoy
está recortando y desmantelando el Estado del Bienestar de España
(lo mismo ocurre en Catalunya con el gobierno de Artur Mas),
recortando y recortando gasto y empleo público a fin de reducir el
3
déficit y la deuda pública. Estos recortes están contribuyendo a
destruir empleo y bajar la demanda que debería estimular la
economía.
Ahora bien, a pesar de los recortes, la deuda pública española
continúa subiendo y subiendo, ascendiendo ya a 664.000 millones de
euros (lo cual es mucho dinero). Usted y yo pagamos los intereses de
esta deuda, que representa ya el segundo capítulo del presupuesto
del Estado después de la Seguridad Social. Este dinero suyo y mío va
a los bancos que han comprado esta deuda. Hoy los bancos
españoles tienen casi la mitad de esta deuda, 299.000 millones. La
pregunta que debe hacerse es: ¿Y de dónde saca el banco el dinero
para comprar la deuda? Pues, mire usted, por mucho que le
sorprenda, procede de préstamos públicos. Cada año los bancos
españoles piden prestado dinero al Banco Central Europeo, BCE, una
institución pública (que no funciona en realidad como un banco
central, sino como un lobby de la banca), a unos intereses bajísimos,
menos del 1%. El BCE se lo presta para que los bancos se lo presten
a usted y a mí, y a las pequeñas y medianas empresas, y así se
resuelva el enorme problema de falta de crédito que ha paralizado la
economía. No sé si usted ha intentado conseguir un préstamo de la
banca. Si lo intenta, verá que no es fácil. ¿Y, por qué no es fácil, si
reciben tanto dinero del BCE?
4
La respuesta no es difícil de ver. Los bancos ganan mucho más
dinero comprando deuda pública a unos intereses muy altos (que el
discurso oficial indica que el Estado necesita ofrecer para que los
Estados puedan conseguir prestado dinero de los bancos), de un 4%,
6%, o incluso 13%. Imagínese el chollo que significa que reciban
dinero a menos del 1% y con ello compren bonos que les generan
una cantidad de dinero muchas veces mayor que la que pidieron
prestada del BCE. ¿Se da cuenta? Y, sepa usted, que los banqueros
en España están entre los mejor pagados de la Unión Europea. Y los
bancos más importantes de España han estado entre las empresas
con mayores beneficios. Si después de leer todo esto no se ha
indignado, es que no me he explicado bien.
Pero si me ha entendido bien, entonces prepárese para
incrementar su nivel de indignación, pues todo esto es totalmente
innecesario. Todo este enorme sufrimiento, incluido el elevado
desempleo, es totalmente evitable. Es, repito, innecesario y dañino y
existe única y exclusivamente para el beneficio primordialmente de la
banca. La solución a esta situación es extremadamente fácil. El BCE
debería prestar el mismo dinero, no a la banca privada, sino a los
Estados, y dejar que estos lo ofreciesen a usted, a mí y a las
pequeñas y medianas empresas, al mismo tipo de interés que el
Estado lo recibe del BCE. Mire que fácil.
5
Y usted preguntará ¿Y por qué no se hace así? Pues porque la
banca tiene un enorme poder sobre el BCE, sobre las instituciones
que gobiernan la Eurozona, sobre el gobierno español y, no lo olvide,
sobre los medios de información y persuasión. Y un ejemplo de ello
es que este artículo que ha estado leyendo no se publicará en
ninguno de los cinco rotativos más importantes del país. De ahí que
le sugiera que lo distribuya ampliamente entre amigos y familiares,
porque la escasísima democracia que tenemos tiene que cambiarse y
ello empezará por tener una ciudadanía informada, que es lo que no
tenemos.
UNA DE LAS MIL RAZONES PARA ESTAR INDIGNADOS.
Vicenç Navarro.
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y
Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University.
13 de enero de 2014.
Artículo reproducido de ElPlural.com
Si usted, lector, no está indignado es que no sabe qué está
pasando en su país. Seguro que es consciente de que la situación
económica y social del país no está yendo bien. En realidad, está
yendo muy mal. El desempleo ha alcanzado niveles récord en la
Unión Europea y en España. Y las agencias internacionales más
fiables dicen que la economía española no alcanzará los niveles de
desempleo que tenía antes de que se iniciara la crisis hasta veinte
años (sí, ha leído bien, veinte años a partir de ahora). Y puesto que el
desempleo juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren
decir que estamos quemando nuestro futuro, pues muchas
generaciones jóvenes estarán en una situación desesperada,
habiendo sido convertidas en inservibles. Esta situación de los
jóvenes está también afectando negativamente al futuro de la
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Seguridad Social, contradiciendo, por cierto, el famoso argumento de
que el problema de las pensiones es que hay demasiados ancianos y
muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente
al descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es
que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos. Este es el
problema que el famoso argumento catastrofista basado en la
transición demográfica oculta.
Esta crisis ha sido consecuencia de unas políticas públicas
llevadas a cabo por gobiernos bajo el mandato de instituciones
altamente influenciadas por la banca, tales como el Banco Central
Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Se
lo digo yo, que soy Catedrático de Políticas Públicas y he visto
muchos casos antes, en otros continentes, que experimentaron crisis
muy semejantes. En realidad, a finales del siglo XX, Latinoamérica
sufrió una situación muy parecida.
Estos bancos que tienen una enorme influencia política (muy,
pero que muy marcada en España, donde el gobierno Rajoy es un
mero instrumento de la banca), están forzando e imponiendo políticas
que son la causa de la crisis. Cito solo un detalle. El gobierno Rajoy
está recortando y desmantelando el Estado del Bienestar de España
(lo mismo ocurre en Catalunya con el gobierno de Artur Mas),
recortando y recortando gasto y empleo público a fin de reducir el
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déficit y la deuda pública. Estos recortes están contribuyendo a
destruir empleo y bajar la demanda que debería estimular la
economía.
Ahora bien, a pesar de los recortes, la deuda pública española
continúa subiendo y subiendo, ascendiendo ya a 664.000 millones de
euros (lo cual es mucho dinero). Usted y yo pagamos los intereses de
esta deuda, que representa ya el segundo capítulo del presupuesto
del Estado después de la Seguridad Social. Este dinero suyo y mío va
a los bancos que han comprado esta deuda. Hoy los bancos
españoles tienen casi la mitad de esta deuda, 299.000 millones. La
pregunta que debe hacerse es: ¿Y de dónde saca el banco el dinero
para comprar la deuda? Pues, mire usted, por mucho que le
sorprenda, procede de préstamos públicos. Cada año los bancos
españoles piden prestado dinero al Banco Central Europeo, BCE, una
institución pública (que no funciona en realidad como un banco
central, sino como un lobby de la banca), a unos intereses bajísimos,
menos del 1%. El BCE se lo presta para que los bancos se lo presten
a usted y a mí, y a las pequeñas y medianas empresas, y así se
resuelva el enorme problema de falta de crédito que ha paralizado la
economía. No sé si usted ha intentado conseguir un préstamo de la
banca. Si lo intenta, verá que no es fácil. ¿Y, por qué no es fácil, si
reciben tanto dinero del BCE?
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La respuesta no es difícil de ver. Los bancos ganan mucho más
dinero comprando deuda pública a unos intereses muy altos (que el
discurso oficial indica que el Estado necesita ofrecer para que los
Estados puedan conseguir prestado dinero de los bancos), de un 4%,
6%, o incluso 13%. Imagínese el chollo que significa que reciban
dinero a menos del 1% y con ello compren bonos que les generan
una cantidad de dinero muchas veces mayor que la que pidieron
prestada del BCE. ¿Se da cuenta? Y, sepa usted, que los banqueros
en España están entre los mejor pagados de la Unión Europea. Y los
bancos más importantes de España han estado entre las empresas
con mayores beneficios. Si después de leer todo esto no se ha
indignado, es que no me he explicado bien.
Pero si me ha entendido bien, entonces prepárese para
incrementar su nivel de indignación, pues todo esto es totalmente
innecesario. Todo este enorme sufrimiento, incluido el elevado
desempleo, es totalmente evitable. Es, repito, innecesario y dañino y
existe única y exclusivamente para el beneficio primordialmente de la
banca. La solución a esta situación es extremadamente fácil. El BCE
debería prestar el mismo dinero, no a la banca privada, sino a los
Estados, y dejar que estos lo ofreciesen a usted, a mí y a las
pequeñas y medianas empresas, al mismo tipo de interés que el
Estado lo recibe del BCE. Mire que fácil.
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Y usted preguntará ¿Y por qué no se hace así? Pues porque la
banca tiene un enorme poder sobre el BCE, sobre las instituciones
que gobiernan la Eurozona, sobre el gobierno español y, no lo olvide,
sobre los medios de información y persuasión. Y un ejemplo de ello
es que este artículo que ha estado leyendo no se publicará en
ninguno de los cinco rotativos más importantes del país. De ahí que
le sugiera que lo distribuya ampliamente entre amigos y familiares,
porque la escasísima democracia que tenemos tiene que cambiarse y
ello empezará por tener una ciudadanía informada, que es lo que no
tenemos.
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